Equipistas

Lucas Salazar Luciani (Sevilla)

La JMJ con los equipos.

Casi antes que presentarme, prefiero empezar este testimonio agradeciendo, en primer lugar, a los Equipos de Nuestra Señora de Jóvenes por haber sido la invitación directa de Dios a una de las experiencias más impactantes y emotivas que puede vivir un joven católico, una JMJ.

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Soy Lucas Salazar Luciani, un joven sevillano de 23 años, que sin ser equipista, tuvo la oportunidad de vivir, con este movimiento maravilloso, la pasada JMJ en Lisboa.

Es difícil describir con palabras una experiencia como la vivida en Lisboa el pasado agosto, no porque no existan palabras lo suficientemente elocuentes en el diccionario para describirla, sino por las diversas emociones que vivimos los jóvenes en aquellos días. Por ello, si algo ha sido esta JMJ para mí, es completa. Una experiencia completa porque ha permitido vivir una vida de fe en una semana. Podría sonar muy grandilocuente esto último que acabo de decir, pero sinceramente en la JMJ hubo tiempo para absolutamente todo.

Los días comenzaban con una buena dosis de música a todo volumen para despertarnos, y no incluyo la expresión “de buen humor” pues había división de opiniones al respecto, pero sin ninguna duda era un llamado a despertarnos a la vida que se nos ofrecería en ese día. Después de prepararnos y desayunar teníamos uno de los momentos que personalmente a mi más me han gustado de la JMJ, que eran las catequesis y las misas organizadas por los equipos, ello era lo necesario para recordarnos el objetivo principal de este encuentro mundial, que es el encuentro con él, con Dios.

Las tardes ya suponían otra forma de vivir la fe, más alegres y menos íntimas que las catequesis, pero sin ninguna duda impactantes. Era increíble experimentar, en primera persona, la magnitud del evento y la diversidad del mismo. En ellos te dabas cuenta de la universalidad de la Iglesia y de cómo algo tan difícil de explicar, nos mueve a tantos millones de personas a lo largo y ancho del mundo.

Las noches era, sin ninguna duda, la parte más difícil del día, tocaba volver a la que fue nuestra casa durante esa semana con muchísima menos energía, ducharse con agua fría y prepararse para dormir en el suelo de un colegio, pero, ¿sabéis qué?, he llegado a la conclusión de que esos momentos de incomodidad son los que han hecho que esta experiencia sea aun más gratificadora, pues la fe también tiene momentos que son incómodos y te obliga a enfrentarte a cosas que son difíciles de afrontar, pero siempre está Él para ayudarte, y sobre todo, siempre está un equipista para apoyarte.

Como decía, esta experiencia me ha permitido vivir una vida en una semana, una experiencia que a mi se me abrió gracias al compromiso de jóvenes equipistas que hicieron un esfuerzo desmedido por abrir la Iglesia a todos. Por eso, no puedo acabar este testimonio sin hacer lo que ya hice al principio del mismo, agradecer a los ENSJ por hacer suyo el mensaje de Dios y abrirnos la Iglesia a todos.

¡Gracias!

Lola Rubio Barba (Sevilla)

Encuentro Nacional 2023

“Pili, es que mi fe ahora mismo no está en su mejor momento. ¿Y si no me siento del todo cómoda? Aunque sé que, si no voy, me voy a arrepentir”. Así empezaba mi primera experiencia como equipista en el Encuentro Nacional de los ENSJ, con dudas y pidiéndole consejo, como tantas veces hago, a mi buena amiga Pilar. Pero ella, una enamorada de los Equipos, y que me conoce bien, no dudó en animarme a participar en la que más tarde resultó ser una de las mejores experiencias que he vivido.

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Llegué al encuentro sin conocer a nadie, y sin estar segura de haber hecho lo correcto. Qué sorpresa me llevé al acercarme al primer grupo de equipistas y notar cómo desde el minuto uno me acogieron y me hicieron sentir como una más. Es increíble ver cómo algo tan grande como Dios y la fe que nos mueve, hace que tantos jóvenes se reúnan en un mismo lugar, con el corazón abierto y siempre a darse a los demás.

Tantísimos chicos y chicas con una bondad asombrosa, con tanto que enseñar, aunque siempre deseosos de aprender de sus compañeros equipistas. Cómo no sentirse a gusto si todo era cariño, alegría y escucha. Cómo no querer participar de este encuentro si no hubo ni un solo momento en el que no pudiese sentir a Dios. Y eso hacía tiempo que no me pasaba.

Ya fuese en una merienda, participando en una dinámica, cantando en misa, compartiendo charlas con nuestro equipo o hablando con el Padre Víctor. Bailando como locos, teniendo momentos de Desierto, o haciendo malabares para guardar los sacos de dormir en nuestras maletas. Dios estaba con nosotros, llenando nuestros corazones y enseñándonos que haciendo ENSJ, hacíamos Iglesia.

Cuánto he aprendido de lo que supone ser equipista. No supe que necesitaba ir al Encuentro hasta que estuve allí, y cómo me alegro de haber seguido el consejo de mi amiga Pilar.

Es brutal sentirse parte de este movimiento. Para saberlo hay que vivirlo.

Alba Otero Estévez (Vigo)

Encuentro Internacional Roma 2022

Hola a todos, soy Alba Otero Estévez y soy de Vigo (Galicia). Tengo 17 años y estoy haciendo segundo de bachiller. Y llevo en equipos casi 2 años desde que se formó el Vigo-1.

Para mi este fue mi primer contacto con lo que son los ENSJ en esencia. Siendo mi primer encuentro me sentí como en casa desde el momento uno.

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Incluso antes de llegar a Roma, esperando para coger el avión, consiguieron crear entre personas que nos acabábamos de conocer un vínculo casi familiar, haciendo que horas de espera pasasen mucho más rápido entre juegos y charlas.

Nada más llegar allí se podía respirar un ambiente de cariño. Nos pusieron en habitaciones de forma aleatoria con gente de otros lugares del mundo. Y de esa experiencia me llevo dos grandes amistades. Desde el primer momento conectamos muy bien y me hicieron sentir muy querida durante nuestra estancia allí.

Durante los siguientes días hicimos una infinidad de actividades variadas, entre juegos y conferencias compartíamos las diferentes culturas. Mientras discurría la semana y las actividades, fui conociendo muchísima gente de todas partes, de los cuales me llevé grandes amistades. Era impresionante el hecho de no conocer a un grupo de gente y acercarte a hablar con ellos y que te recibiesen con los brazos abiertos. Algo que me llamó mucho la atención fueron las misas, ver como todos estábamos allí por el
mismo motivo, pudiendo no compartir nada más, pero sí la fe. Cantaban con un espíritu que no es habitual ver, sentían lo que estaban haciendo.

Siguiendo con el ámbito de las celebraciones, hubo un día en el que salimos en procesión por los alrededores con velas, fue algo precioso, que jamás olvidaré. Y como no mencionar lo que para mí fue lo más impresionante, la visita al Papa Francisco, el poder darle la mano, no sé como explicar todo lo que sentí en ese momento, pero podría decir que es como cuando le das a un niño su caramelo favorito.

Sinceramente podría seguir así contando miles de recuerdos que me llevo de ese viaje, pero esto se haría eterno. Así que seré breve, no dudes en vencer tus miedos y enfréntate a las oportunidades que se te pongan en el camino, porque si pasa es por algo, porque así lo quiere para ti.

Paula Cubillo Heras (Madrid)

Peregrinación a Fátima con los EJNS Portugal.

Queridos equipistas,
Soy Paula Cubillo, tengo 23 años y estudio 6º de medicina en Madrid. Cuando mi amiga Joana, equipista de Madrid, me dijo que iba a hacer una peregrinación a Fátima, “alguien” en mi dijo: “tienes que ir”. Digo “alguien” porque por si me quedaba alguna duda, horas después, me encontré el importe exacto del viaje en el suelo en una calle de Madrid. Vi muy claro que ese “alguien” quería enviarme un poco de luz en un momento complicado que estaba viviendo.
Y así fue, conociendo a simplemente dos personas y sin saber del todo que era eso de los Equipos puse rumbo a Lisboa.

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Reconozco que cuando llegué y vi a tantísima gente (la mayoría ya se conocían) pensé: “¿qué hago yo aquí, con una esterilla en la espalda y sin saber cómo plegar un saco de dormir?”. Para mi sorpresa desde el momento en que me presenté, fue como si me conocieran de toda la vida. La forma en que me acogieron me hizo sentir parte de una comunidad.

Durante la primera noche, nos juntamos con el grupo portugués. ¡Fue de lo más divertido!, todo el mundo cantando, con ganas de celebrar y siempre teniendo presente el por qué estábamos allí. A la mañana siguiente, durante el camino pude conocer más a algunos equipistas y reflexionar sobre temas que, sorprendentemente, no solo me preocupaban a mí. Llevaba tiempo sin sentirme tan cerca de Dios y me di cuenta de que a través de todas
esas personas lo estaba consiguiendo.

El domingo, camino a Fátima, hice un examen de conciencia. Me di cuenta de la razón por la que ese “alguien” me había invitado: quería que me replanteara mi relación con Él. Me di cuenta que después de años y años de teorizar mi fe, no servía de nada si no conseguía llevarle a mi vida diaria.

Reconozco que durante la Misa en Fátima me emocioné, no solo por lo espectacular del paisaje, sino por ver a tantas personas reunidas, de diferentes países, pidiendo y dando gracias. Me sentí profundamente agradecida por haber encontrado un grupo de personas que sentían la fe como yo; como una relación de amor y no como un conjunto de normas. Porque verdaderamente, somos hijos de Dios.

Tengo que agradecer, especialmente a Joana y Gonzalo por permitirme vivir esta experiencia y a Nuria y Carmen por hacerla si cabe, más especial.

Espero, como futura equipista, que mi “alguien” me haga más regalos como éste.

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